Todo lo que me queda tiene que ver con vos.
Un placer coincidir en esta vida.

lunes, 18 de febrero de 2013


La velocidad a la que pasan los días en Avellaneda sólo es comparable a lo que echo de menos la playa (aunque acá también haya piscinas, pero no es lo mismo). El sol, el calor, la humedad. Todo es distinto. Avellaneda es el sitio en el que, si quieres, puedes desaparecer de la faz de la tierra sin que se entere nadie. Avellaneda es, quizás, el lugar más triste en los domingos solitarios de café y maratones de series. Avellaneda no es nada sin vos y en esta gris ciudad es donde, a pesar de todo, no me importaría quedarme un tiempo más.

El refugio de mi paz (donde SIEMPRE soy feliz)

Las pastillas del abuelo, Salta la banca, De la gran piñata (ay mamá), La perra que los parió, Rock a la orden, Guasones, Ciro, La beriso,
(Callejeros va a tocar, siempre).
Soy de esas que no creen en las casualidades; todo en la vida pasa por algo: el destino ya está escrito y no hay nada que lo pueda cambiar